Hoy en día me conocen como Stayzi. Llevo ya hace un mes iniciando mi tercer año de la carrera de medicina y ya pasé por un año con cuadros depresivos. Nunca supe si terminé con el diagnóstico porque no quise (no me decidí) ir al doctor para saberlo. Me alejé de todo, viajé, volví y fue apoyada por familia y amigos. Y hoy puedo decir que me encuentro de nuevo encaminada hacia arriba con muchas nuevas visiones y metas por cumplir.
He aprendido bastante en poco tiempo, pensé. Luego pienso... Tengo 21. Sí! Recien comienzo a vivir como adulta joven. Recuerdo que siempre en mi niñez pensaba que iba a 'vivir' hasta el año... 2006, 2007...2010? No recuerdo bien, pero nunca pensé de llegar al 2016, y no pensaba en exactamente la muerte. Sino que ya no sería yo nunca más, mi mente a ese año ya no llegaría. No sé si tuve razón con ese inocente pensamiento, extraño en cierto sentido, pero acertado en otro. Esa pequeña era gritona, archiengreida e infantil, con el super sueño de ser una estrella pop, megainocente que anhelaba vivir una historia de princesas disney al ser una adulta, que desconocía las groserías y el tema de sexualidad nunca se cruzó por su cabeza ni por temas en el hogar, tele o amigos, algo que simplemente no entendía e ignoraba. Nada fundamental para curiosear en su vida. Ingenua y creyente. Sensible y con deseos de en un futuro brillar tanto como una estrella y hacer feliz al mundo.
Solo recuerdo esto de la pequeñaTeffi de 4 años, que jugaba con cajitas de fosforo con su tío-papá Rolito, con muñequitas de papel y casa hecha de recortes de revista con sus amigas del colegio en la hora del recreo. Que jugaba con su chalina como soga o solo se sentaba con su mejor amiga en una esquina del patio a contar hojitas de 'treboles' (mala hierba) mientras comía yogurt con kiwicha. Que en casa solo desea crear e inventar objetos, veía tele de como hacer manualidades y buscaba por la casa entera cómo reproducirlas, con o sin instrucciones. Jugaba con sus barbies, peluches, o simplemente se contorcionaba en su cama mientras veía tele sin en nada en qué preocuparse. Esas tardes enteras de pensar... qué jugamos hoy, al hacer subir a mi casa a mis primos de mi edad. Esas salidas al parque haciendo camping, picnic, aventuras extremas, o permanecer en la casa para realizar los eventos profondos para el club Chicas cool (conformado por.. yo y mi prima Angela, con esporádicas participaciones de nuestro invitado especial, nuestro primo Coco). Tardes de salvar la casa del doctor loco de aquella habitación oscura a la cual en ese entonces no entendía que era así de misteriosa y oscura porque no tenía ventanas por ningún lado. Golpes, llantos, vergüenzas, sonrisas. Espontaneidad. Felicidad. En la que estar cansado era haber tenido un día productivo, y subsanado durmiendo lo necesario; y aún así, despertar a las 5am con mucha energía para ver en la tele los teletubies, Dora la exploradora y Las pistas de blue. Yo amanecía para hacer lo que amaba! Lo que me interesaba! Y el cansancio solo era señales de haber tenido un buen día.
Que hermoso fue recordar todo esto solo por ver una foto en mi pared, en la que me encuentro echada en mi cama, con las piernas flexionadas, mis brazos estirados entre mis piernas y mirando hacia arriba para ver la pantalla de la televisión de mi cuarto. Recuerdo que en ese momento, yo estaba aburrida, viendo la tele y de repente mi hermana, o mamá, o alguien mayor, abrió mi puerta, la vi de reojo, y volví a dirigir mi atención hacia la pantalla sin decir nada. Tranquilidad recuerdo allí.
Yo me encuentro cansada, y en ver esa foto pensé. Tal vez si me pongo en la misma posición en la que se encontraba tiffi pueda recordar esa tranquila del momento. Lo hice. Y me nació escribir todo esto que ahora me mantiene despierta y con ganas de seguir disfrutando de todo lo que me gusta hacer: aprender y practicar lo más que pueda sobre cómo promover un mejor estilo de vida para el mundo.
Y yo? Sí, estoy cansada, pero ahora veo que esto es señal de que lo estoy haciendo bien.